La faceta moral de cualquier empresa es crucial dentro de su desarrollo, y la cultura corporativa es el elemento que se encarga de definirla. Debemos profundizar en las particularidades de este concepto para entender su amplitud, sus implicaciones en el mundo profesional y los beneficios que trae invertir en mejorarla de forma constante.
¿Qué es la cultura corporativa?
La cultura corporativa o cultura organizacional engloba las creencias, valores y prácticas que pone en marcha una empresa de forma conjunta, enfocando sus actividades de cara al cumplimiento de objetivos planteados dentro de este sistema. Todas las empresas tienen una cultura corporativa, independientemente del esfuerzo que hayan puesto a la hora de definirla.
Una cultura corporativa bien definida es un elemento diferenciador para cualquier empresa, independientemente de su tamaño. No solo afecta a los procesos, también mejora las relaciones entre los trabajadores, la imagen de marca y la atención a los clientes, tres factores indispensables de cara al éxito profesional.
Características de la cultura corporativa
El término de cultura corporativa ha avanzado a lo largo de los años, modificando y variando su definición a medida que las empresas se han adaptado a las nuevas tendencias de los mercados. Existen cinco características que conforman cualquier cultura corporativa, según la Harvard Business Review:
- Visión. Es la hoja de ruta para cualquier empresa, donde se desarrollan las aspiraciones y objetivos, es decir, a dónde se quiere llegar.
- Valores. Recogen las actitudes, mentalidades y perspectivas para que los objetivos propuestos en la misión puedan completarse satisfactoriamente.
- Prácticas. Acciones puestas en marcha para poner en práctica los valores mencionados anteriormente.
- Personas. Todo el capital humano que comparte la visión, desarrolla los valores y pone en marcha las prácticas de la cultura corporativa.
- Historia. El origen de la empresa también es una pieza fundamental para definir su desarrollo, objetivos y metas futuras.
¿Para qué sirve y sus beneficios?
La cultura corporativa es el elemento que permite unir todas las piezas que conforman una empresa, es decir, genera cohesión entre los trabajadores de todos los departamentos. Esta influye no solo en la productividad, sino en otros factores relevantes como la motivación, la felicidad y la satisfacción de los profesionales. Entre los principales beneficios de una buena cultura corporativa encontramos:
- Permite atraer talento, ya que genera una imagen positiva de cara a posibles profesionales cuyos valores se adecúen con los de la empresa. Además, también es muy útil para retener el talento y reducir la rotación del personal, incrementando su motivación y creando un sentimiento de identidad a largo plazo.
- Desarrolla los valores internos de la empresa, permitiendo actuar y plantear estrategias y acciones en consonancia con los mismos. Todos los trabajadores deben seguir estos valores de cara a solucionar los diversos problemas y necesidades que surjan en el día a día.
- Define la identidad de la organización, destacando aquellas cualidades que la hacen resaltar frente a la competencia. Una cultura corporativa bien desarrollada es un elemento diferenciador en el mercado, ya que marca las vías de interacción de la empresa, tanto a nivel interno como externo.
- Aumenta el rendimiento de los trabajadores, puesto que estos podrán guiarse de cara al cumplimiento de sus metas, tanto individuales como colectivas, incrementando la motivación y la felicidad de los profesionales.
¿Cuáles son sus funciones?
Todos los empleados de nuestra compañía deben adoptar la cultura de la empresa y sus correspondientes ideales, con el fin de que las acciones a realizar tengan cohesión y los grupos de trabajo puedan integrarse de forma adecuada. Cuidar la cultura es indispensable en cualquier estrategia organizativa a largo plazo, siendo algo que debe hacerse desde los primeros pasos que da cualquier negocio en el mercado.
No definir de forma adecuada la cultura corporativa, o bien no implantarla correctamente, puede resultar en desmotivación y falta de cohesión en los distintos departamentos de la empresa. Esto se terminará traduciendo en malos resultados, conflictos internos e imagen negativa de cara a clientes, socios y proveedores.
La cultura es un factor imprescindible para forjar el compromiso y la fidelidad de los trabajadores de una empresa. Con ella, planteamos objetivos comunes que complementan las metas individuales de cada profesional, y su cumplimiento resulta en una mayor eficiencia, productividad e imagen de cara al público.
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Tipos de cultura corporativa
Dada la amplitud y la profundidad de este concepto, existen ciertas dificultades para realizar una clara comparación entre los diferentes tipos de cultura corporativa. Sin embargo, el psicólogo Roger Harrison establece cuatro tipos de cultura que desarrollaremos a continuación.
Orientada a las normas
Esta cultura trata de conseguir estabilidad dentro de la empresa, a través del estricto cumplimiento de las normas internas impuestas previamente. Suele funcionar a través de sanciones e infracciones por el incumplimiento de los protocolos, siendo estos fundamentales de cara a repartir las funciones y responsabilidades.
Orientada a los resultados
Sus metas consisten en la optimización de los resultados, a través de mejora y búsqueda de la eficiencia en los procesos necesarios para llegar a ellos. Mayoritariamente, los objetivos se marcan a corto plazo, y se buscan pequeñas metas como el ahorro de recursos o el incremento de la productividad.
Orientada al poder
Los valores se orientan hacia la máxima competitividad dentro de los mercados, por lo que el liderazgo y la dirección estratégica juegan un papel clave dentro de este tipo de cultura. El trabajo acostumbra a ser individual y orientado hacia la competitividad, sin existir una profunda cohesión entre los grupos de trabajo. Los organigramas son verticales y se establece una jerarquía muy estricta entre los diferentes puestos.
Orientada a las personas
Sus objetivos se centran alrededor de la motivación, la felicidad y la creatividad de los trabajadores, fomentando estos aspectos para conseguir que los equipos se desarrollen personal y profesionalmente. Tratan a los empleados como los principales representantes de la marca, por lo que cuidan mucho su situación dentro de la empresa. Además, acostumbran a tener una fuerte orientación hacia el cliente y la cobertura de sus necesidades.
En conclusión, la cultura corporativa es un elemento a desarrollar profundamente por cualquier empresa, dadas sus funciones de cohesión, motivación y mejora de los resultados. No dudes en contactar con nosotros si buscas servicios especializados de corporate culture consulting, te acompañaremos durante todo el proceso y hasta su consolidación.