Pensamiento convergente y pensamiento divergente: ¿cómo aplicarlos en el trabajo?

Pensamiento convergente y pensamiento divergente

Existen diferentes metodologías y criterios a la hora de solventar los problemas que pueden surgir en el día a día de las empresas, según su naturaleza e implicaciones. Conocer a la perfección las diferencias entre el pensamiento convergente y el pensamiento divergente es crucial para comprender la utilidad de ambos en cada posible escenario y para saber cuándo conviene aplicar cada uno.

¿En qué se diferencian el pensamiento convergente y el divergente?

El pensamiento convergente es aquel que se basa en el análisis y el juicio para determinar la toma de decisiones. Este tipo de pensamiento racional implica un proceso de recopilación y clasificación de ideas, que llevará a una posterior evaluación para determinar cuál es el camino idóneo a seguir.

Por su parte, el pensamiento divergente (también llamado pensamiento lateral), deja a un lado este tipo de análisis racional, y se centra en pensamientos e ideas más creativas, aportando soluciones para problemas que no tienen una solución universal. Se basa en desarrollar múltiples sugerencias y pulirlas para conseguir algo válido que resuelva el inconveniente.

Pensamiento convergente y planificación de proyectos

En proyectos empresariales relacionados con innovaciones e inversiones, el pensamiento convergente es fundamental en la planificación, ya que permite evaluar y escoger la mejor opción posible para cada situación concreta.

Para llevar a cabo un pensamiento convergente con criterio, debes seguir algunas pautas:

  1. Deliberar con tiempo y paciencia, evitando todas las decisiones que impliquen impulsividad. Todas las opciones deben ser analizadas con calma.
  2. Pulir las ideas. Cualquier propuesta, por muy perfecta que parezca, debe ser trabajada con exhaustividad, con el fin de determinar su verdadera capacidad a la hora de solucionar el problema.
  3. Mantener un pensamiento optimista. A la hora de juzgar las ideas, debemos primar los aspectos positivos de las mismas. Es importante no descartar una idea únicamente por haber encontrado un aspecto negativo; céntrate en lo positivo de cada opción y luego valora si ese aspecto negativo que habías encontrado es realmente un hándicap para la consecución del objetivo.
  4. Establecer objetivos claros. Sin objetivos claros, el pensamiento convergente no sirve de nada. Como en todos los aspectos de la vida, necesitamos metas para tener claro dónde queremos llegar y en qué punto estamos en cada momento.

El pensamiento convergente y el divergente en la resolución de problemas

Muchas veces se tiende a tener mucho más presente el pensamiento convergente que el divergente, lo que desde un punto de vista racional tiene todo el sentido del mundo: la mejor forma de resolver un problema es recopilar ideas objetivas, valorarlas y elegir la que consideramos más adecuada para nuestro fin.

Ahora bien, debemos tener claro que si no contamos con el pensamiento divergente, posiblemente no vayamos a tener en cuenta todo el abanico de opciones del que realmente disponemos. En este sentido, el pensamiento divergente es muy útil a la hora de hacer una lluvia de ideas o para plantear las propuestas iniciales. En ese punto, es clave que dejemos la razón al margen, para no poner travas a nuestra creatividad y tratar de explorar todas las posibles opciones.

Una vez que hemos dejado volar al pensamiento divergente, es hora de volverlo a enjaular para que el pensamiento convergente analice las opciones que tenemos y las vaya descartando hasta llegar a la que se considere óptima para resolver el problema.

Consejos para fomentar el pensamiento divergente

Si bien los niños utilizan continuamente el pensamiento divergente, en los adultos es mucho menos infrecuente. De hecho, algunos estudios apuntan a que los adultos hacemos un uso del pensamiento convergente del 98% por solo un 2% del divergente.

En este sentido, fomentar el pensamiento divergente nos permitirá mejorar la manera de relacionar ideas y procesos para encontrar alternativas creativas con las que resolver un problema. Para ello, te damos algunos consejos:

  • Procura utilizarlo cuando tu cerebro no esté muy ocupado: si tu cabeza está ocupada en muchas cosas, no será un buen momento para el pensamiento divergente. El mejor momento para dar espacio a pensar de manera diferente es cuando tu cerebro está menos activo.
  • Cantidad antes que calidad: no pienses antes de escribir, ni trates de darle demasiada forma a las ideas, ya que eso vendrá después. Lo importante en este momento es el volumen, así que intenta no descartar de entrada. Eso vendrá después.
  • Recuerda aparcar el pensamiento convergente: si cuando tratas de dar rienda suelta a tu creatividad el pensamiento convergente está al acecho, no lo estás haciendo bien. No fiscalices, limítate a tomar nota de todo aquello que se te vaya ocurriendo. Si se trata de una lluvia de ideas en equipo, es básico que todos se sientan libres de expresar cualquier idea sin que sea juzgada o denostada.
  • Una libreta puede ser tu mejor aliada: generalmente la creatividad no llega en el momento en el que tú quieres, por lo que no está demás que lleves una pequeña libreta y un bolígrafo en el bolsillo (también puedes optar por apuntarlo en el bloc de notas del móvil). Sea como fuere, lo mejor que puedes hacer cuando tengas una idea es apuntarla en ese mismo momento; de lo contrario, es posible que después no la recuerdes con la nitidez que esperas.

Técnicas de pensamiento divergente

Por último, te dejamos con algunas de las técnicas que utilizan el pensamiento divergente para la obtención de ideas:

  • Brainstorming o Lluvia de ideas: la técnica clásica; básicamente, consiste en generar ideas de forma constante, sin aplicar ningún tipo de filtro y tratando que se salgan de lo común.
  • Brainwriting: es una variante del brainstorming con limitaciones de tiempos y opciones por cada usuario participante.
  • Método SCAMPER: SCAMPER es acrónimo de los verbos Sustituir, Combinar, Adaptar, Modificar, Poner en otros usos, Eliminar o minimizar y Reordenar o invertir. Se trata de una técnica muy utilizada para la mejora de productos, que consiste en plantear preguntas a partir de cada uno de los verbos. Una vez se obtienen respuestas a estas preguntas, se extraen ideas y se analiza si resultan aplicables.
  • Sinéctica. Se basa en la búsqueda de relación y vínculo entre ideas que no tienen por qué estar conectadas ni ser relevantes. El objetivo de esta técnica es evitar las soluciones comunes.



En definitiva, la clave para la resolución de problemas o la creación de proyectos es la combinación del pensamiento convergente y el divergente. No obstante, debes tener en cuenta que posiblemente tu pensamiento divergente esté infrautilizado, ya que es lo que nos ocurre a la mayoría de las personas. Por eso, los consejos y las técnicas que te hemos propuesto te serán de utilidad para empezar a utilizar el pensamiento lateral y a fomentar tu creatividad.

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