
La comunicación entre empleados y jefes es de vital importancia para que las empresas alcancen sus objetivos y todos los que trabajan en ellas se sientan contentos de hacerlo. Esto, que es fundamental en cualquier sector, lo es todavía más en el industrial, en el que es imprescindible que todos los implicados sepan exactamente qué se espera de ellos en cada momento. Porque solo así el resultado será un producto totalmente adaptado a lo que demanda el mercado.
Las relaciones laborales han evolucionado con el paso de los años. Hoy en día las figuras del jefe y el empleado ya no están tan alejadas la una de la otra. En parte, porque el jefe ha pasado a ser un líder capaz de convertirse en un ejemplo a seguir. En este camino, la comunicación ha jugado un papel trascendental.
Importancia de tener una buena relación entre jefe y trabajador
Un buen ambiente laboral es la clave para mejorar la motivación de los empleados y, con ella, la productividad. Y una parte muy importante de un buen clima laboral se consigue a través de una adecuada comunicación que dé lugar a una buena relación entre los jefes y sus subordinados.
El vínculo que une a los responsables de los departamentos con las personas que tienen bajo su mando debería ser lo más sano posible, basado en un trato correcto y amable. Porque el objetivo es que entre todos los implicados surja una relación de confianza.
Dicha confianza es especialmente importante. Es esta la que hace que las personas sean capaces de dar un paso adelante cuando es necesario. Que expongan sin tapujos todo aquello que les inquieta.
Un trabajador que sabe que puede confiar en su jefe no dudará en comunicarle hechos de los que haya tenido conocimiento. Por ejemplo, si se ha dado cuenta de que puede existir un posible caso de mobbing a un compañero, o si ha detectado una brecha de seguridad en el sistema informático.
Por otro lado, una persona con responsabilidad que tiene confianza con sus empleados, sabe cómo debe tratar con ellos ciertos temas. Así, podrá transmitir de mejor manera tanto las felicitaciones como las críticas constructivas, y conseguir que ambas opiniones sean recibidas de la forma más positiva posible.
Cuando hay confianza, los diferentes miembros del equipo se apoyan entre sí y se comunican de forma fluida. Esto permite detectar los problemas a tiempo, buscar una solución más adecuada, e incluso ser conscientes de que existen oportunidades que se estaban pasando por alto.
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¿Cómo debe ser la relación entre un jefe y un empleado?
La relación entre quienes ostentan mando dentro de la empresa y sus subordinados, debe ser siempre correcta, desarrollarse en un ambiente de respeto mutuo. Hablábamos antes de la confianza, pero no debemos confundir esta con el “colegueo”.
Al margen de que fuera del trabajo puedan existir relaciones personales más estrechas, durante la jornada laboral cada miembro del equipo debe saber cuál es su rol. El jefe debe ser alguien cercano, pero, a la vez, ser consciente de que con su forma de actuar debe ganarse el respeto de las personas que tiene bajo su dirección.
En el caso de los empleados, es importante que estos se sientan cómodos en presencia de su jefe. Que no tengan miedo de transmitir sus opiniones y puedan expresarse con libertad en todo momento. Pero también deben darse cuenta de que no están hablando con un colega que esté al mismo nivel.
El jefe no puede colocarse en un pedestal y sentirse por encima de los demás. Un buen líder es aquel que es capaz de participar de forma activa en la tarea y remangarse si hace falta. Manteniendo una relación interpersonal correcta con todos sus empleados. Pero, por otro lado, es importante que todos tengan claro que sigue existiendo una relación de jerarquía que hay que respetar.
De nuevo, la comunicación entre empleados y jefes se presenta como la mejor solución para que la relación que debe existir entre ellos sea la mejor posible.
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Consejos para mejorar la relación entre empleados y jefes
Facilitar la comunicación
Un jefe tiene muchas responsabilidades y no siempre dispone de tiempo para atender a sus subordinados. Por eso, es importante habilitar varios canales de comunicación. Que los empleados sepan que si tienen cualquier problema, duda o sugerencia, pueden comunicarlo.
Esto quiere decir que el jefe tiene que estar accesible a través de correo electrónico o de un número de teléfono. Por otro lado, no es mala idea dedicar algo de tiempo en la agenda semanal a las comunicaciones personales. Por ejemplo, para reunirse con un trabajador que ha escrito comunicando que tiene un problema con un compañero.
Fomentar la cercanía
Hoy en día sabemos que el respeto de los empleados no se gana a base de infundir miedo. De hecho, funciona mucho mejor para generar una sensación de cercanía.
Esto se puede lograr tratando a la gente con amabilidad. Pequeños detalles como saludar a diario, interesarse por la familia, o por la adaptación de un nuevo empleado, dan lugar a que surja poco a poco la sensación de confianza.
Practicar la escucha activa
De nada le sirve a un empleado poder hablar con su jefe si sabe que, en el fondo, este no le está prestando atención. Los líderes del siglo XXI practican la escucha activa. Están al tanto de lo que su interlocutor les dice y lo tienen en cuenta de cara a actuaciones posteriores.
Ser flexible
El jefe tiene autoridad, pero eso no quiere decir que deba ser siempre absolutamente rígido en sus decisiones. Puede que el argumento presentado por uno de sus subordinados le haga cambiar de opinión sobre una decisión previamente tomada. Esto no tiene nada de malo.
Es más, los líderes con cierto grado de flexibilidad son mejor valorados por sus equipos, porque se muestran mucho más humanos y reconocen que se pueden equivocar.
Se pueden dar muchos consejos para ser un buen jefe. Pero, en la actualidad, se ha demostrado que lo que mejor funciona es trabajar la comunicación entre empleados y jefes. Si la relación entre ambas partes es buena, el clima laboral mejorará de manera notable.