
Para asegurar el éxito de nuestra empresa no solo nos hace falta tener un buen plan de negocios. Es imprescindible que el talento humano con el que contemos sea óptimo y que nuestros trabajadores se sientan valorados, reciclados y en constante evolución. De su desarrollo, su plan de formación y su talento dependerá nuestra satisfacción personal y global en el ámbito interno y en la relación que tengamos frente a terceras empresas, que verán la nuestra como un verdadero ejemplo a seguir dentro de un sector competitivo con una plantilla de calidad.
¿Qué es un plan de formación?
Un plan de formación es aquella serie de acciones de aprendizaje mediante las cuales los trabajadores son conscientes de su perfil profesional y optan a ampliar sus habilidades y competencias laborales. Así se aseguran un crecimiento profesional constante y ágil, adaptado a las circunstancias del mercado actual, cambiante y en continua evolución.
Está destinado a mejorar las habilidades de nuestros trabajadores, lo que desemboca en la mejora de su productividad.
¿Cuál es la finalidad de un plan de formación?
La primera gran finalidad del plan de formación de empresa es la de aumentar el rendimiento global de nuestra plantilla, lo cual se traducirá en rentabilidad y éxito. Concretamente, un plan de formación nos ayudará a:
- Dotar a nuestros empleados de seguridad en la toma de decisiones, ya que conocen mejor las nuevas exigencias, procedimientos y herramientas del mercado actual.
- Aumentar el grado de especialización adecuado al puesto que desempeñan.
- Premiar el conocimiento y hacer valer el talento, reforzando los lazos con el trabajador.
- Ayudar a detectar líderes.
- Mejorar los procesos de producción: aprenderemos metodologías de trabajo y dirección de proyectos que hará que nuestros equipos estén más motivados y sean más productivos.
- Facilitar la adaptabilidad a los cambios, de manera efectiva y eficiente.
- Elaborar un plan de ascensos sano y adaptado a las aptitudes de cada trabajador según los conocimientos que deriven del plan.
Consejos para trazar tu propio plan de formación para tus empleados
El primer paso para saber cómo realizar un plan de formación es analizar tu situación empresarial en cuanto a los objetivos internos y externos actuales, a corto y medio plazo. Para trazar tu plan de formación para tus empleados, presta atención a los obstáculos que puedan presentarse en el desarrollo de tu negocio y a los valores de competitividad, humanidad y mejora. Así, pregúntate:
¿Cuáles son las necesidades reales de mis trabajadores?
Tienes que detectar las necesidades formativas reales de tus trabajadores, eligiendo un sistema que no lo agote, dinámico y no excesivamente largo. Identifica qué necesitan de una manera eficaz, pregúntales.
¿Qué quiero conseguir con la formación?
Ten claro qué estrategia de desarrollo profesional pretendes con cada uno de los trabajadores. Focaliza la formación y concrétala, separando:
- Áreas en la empresa: cada una con sus necesidades y sus especificaciones, con voz y voto, objetivos y desempeños, desde los mandos hasta el primer peón.
- Áreas de acciones formativas: contenidos distintos, modalidades según los conocimientos de cada grupo, información adaptada al perfil de los participantes, utilidad y necesidad.
¿Cómo ofrezco el mejor plan de formación a mis trabajadores?
El mejor plan formativo es el que les aporta conocimientos, les hace desarrollar sus aptitudes y les da la facultad para saber adquirir nuevas habilidades. Es el que da las herramientas para que puedan trabajar eficaz y cómodamente en un marco evolutivo que cubra las constantes demandas de la empresa. Para saber cómo hacer un plan de formación, ten en cuenta:
- Los conocimientos teóricos y prácticos que ya tienen y los que quieres que tengan.
- El grupo de trabajadores al que va destinado el programa de formación.
- En qué periodo del año es mejor planificar la asistencia de la plantilla a las actividades formativas.
- Cuánto tiempo debe durar.
- Qué horario debe tener y cómo conciliarlo con la vida familiar.
- El lugar de realización.
A continuación, te planteamos un plan de formación que te servirá de ejemplo para tu empresa:
- Formación en habilidades para el departamento de Recursos Humanos. Puede incluir habilidades de relación, de comunicación, para hablar en público, así como el trabajo de la empatía y la asertividad.
- También el de formación para comerciales, marketing y ventas. Es un ejemplo de plan de formación que potencia las capacidades de persuasión y negociación, así como las de visualización de oportunidades y captación de clientes, proveedores o candidatos.
- Es muy interesante el uso del coaching para directivos. Se presenta como una motivación a nivel personal, o puede trabajarse en parejas o grupos reducidos, para gestionar el estrés, el cambio, el liderazgo y la capacidad de adaptación y motivación.
Tip: la clave está en las dinámicas. Aunque, de entrada, los trabajadores sean reticentes a ellas, al final, siempre se unen lazos.
¿Cómo medir los resultados de la formación?
Mediante la evaluación del desarrollo del plan mediremos si hemos conseguido adecuar nuestro objetivo con el resultado formativo obtenido. Los puntos más importantes para tener en cuenta son:
- El grado de satisfacción: el grado de satisfacción de los empleados podemos medirlo con una breve encuesta.
- El aprendizaje: podremos evaluar al trabajador con un examen; servirá para motivar y para dar cuenta de que lo desarrollado ha tenido o tendrá sus frutos.
- La transferibilidad: este aspecto recalca la importancia del trabajador para adaptarse a los cambios de puesto y su capacidad para afrontar nuevas decisiones y retos.
- El ROI: es el retorno de la inversión y lo calcularemos a nivel interno. Si arroja un resultado menor a 0, nos dirá que nuestro plan no ha sido útil, es decir, ha experimentado un retorno negativo. Por eso, debemos cuidar que el retorno sea positivo para calificar la experiencia como adecuada y repetible y, de no ser así, corregirla.
Cómo calcular el ROI de capacitación y formación de empleados
Analizando estos aspectos, podremos diseñar futuros planes de formación, teniendo en cuenta si el que hemos llevado a cabo ha sido eficaz y si hemos conseguido el aprendizaje de nuestros trabajadores, así como la rentabilidad obtenida y si esta está suponiendo beneficios para nuestra producción o nuestra capacidad productiva y de desarrollo.
Un plan de formación es imprescindible si queremos tener unos trabajadores eficientes, motivados y satisfechos. La rentabilidad de nuestra empresa no solo se cuenta en dinero, sino que también depende de cómo manejemos y orientemos el talento y el potencial de nuestra plantilla. Así conseguiremos un entorno sano, una empresa líder y un trabajo ejemplar de camino al éxito seguro.